25/7/21

Una sirena con reuma


 “Ayer, cuando mis pies entumecidos sintieron el agua espumosa, provocada por las olas, tenía decidido que en estas vacaciones me aventuraría a probar todo aquello que durante años siempre había rechazado.

Presentía que este verano sería diferente, pero primero debía empezar por el cambio en mí. Probaría cualquier bebida que no fuera cerveza, me saltaría la siesta para jugar con vosotros y no evitaría abrir mi corazón y volver a encontrar el amor…aunque mi Lilli-Jahn, la abuela, había dejado el listón demasiado alto.

Son mis primeras vacaciones como viudo y, tal y como se lo prometí en su lecho de descanso eterno, me convertiría en el aventurero que siempre quise ser. 


Le dije que los años que me quedaban aún para volver a reunirme con ella, los invertiría en aquella promesa paliativa.


Bueno, sigo que me enrollo.


Me fui metiendo en el agua poco a poco, embelesado por un extraño sonido que no sabía muy bien su procedencia. Una melodía me embaucaba y yo obedecía, ajeno a todo. 


El frio del agua en mis caderas casi me sacó de aquel embrujo devolviéndome al mundo real, pero aún así yo avanzaba hacia el horizonte que, por primera vez, no era solamente una linea en el infinito.


Con el agua al cuello, me empecé a asustar y fue entonces cuando sentí un cosquilleo en las piernas, como si pequeños dedos me acariciaran. De pronto, esos dedos se convirtieron en manos, manos fuertes que tiraban de mí hacia abajo y yo, sin poner resistencia, me sumergí asustado.


¿Qué me estaba pasando? ¿Quién había tirado de mí hacia las profundidades? ¿Por qué podía estar debajo del agua y no preocuparme por respirar?

Y fue entonces cuando la vi…


Su pelo flotaba en el líquido salado tapando su rostro, pero tras un giro rápido de cabeza, despejó su belleza. La sirena más bella que ninguna película había podido recrear me miraba a los ojos, reconociéndonos al instante.


Ahora entendia a Homero cuando explicaba aquellas voces en su “Odisea”  y la belleza de esas criaturas que, hasta ahora, había creído fantásticas.


Empezó a mover sus labios y aunque al balbucear no salían burbujas de su boca, podía entender perfectamente lo que me estaba diciendo.

La abuela me dijo que en el cielo se había cansado de estar sentada en una nube, tocando el arpa, ya que el reuma en sus manos provocaba que sus dedos se agarrotaran al golpear las cuerdas del instrumento celestial. Así que decidió arrancarse las alas y tirarse al mar, convirtiéndose en una sirena, para poder pasar con nosotros este verano…”

—Papá, por favor, deja de contarle esas cosas a los niños, que luego se las creen.

—¿Y por que no van a hacerlo?—preguntó von voz amorosa aunque un poco molesto.

—Ambos sabemos la respuesta a esa pregunta— dijo ella mientras señalaba a los pequeños con sus ojos.

—Cariño, yo sé lo que viví y nunca negaré que vi a una sirena con reuma.

#ElVeranoDeMiVida


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