27/5/22

EXPIACIÓN

"La tristeza me invade por tener que decir adiós, pero más triste sería no valorar esta despedida porque significaría que no me ha importado nada de los que he vivido estos días. 

Este desorden de sentimientos  me ayudará a valorar lo que de verdad importa y lo que quiero en mi vida, si no sería un sinsentido todas las veces que he tenido que lidiar con el dolor y la tristeza para poder ser mejor y estar donde hoy estoy.

Mis lágrimas son el símbolo de valor y agradecimiento hacia ti, además limpian mis ojos y mi alma y cicatrizan lo añejo negativo.

¿Podría encontrarle algo positivo a esta despedida? Por supuesto que sí, el reencuentro.

Ahora sólo espero, a partir de este mismo momento, compartir mi dolor. Me escucharé y escucharé, seré positivo y me centraré en lo que es mejor para mí. Abriré mi corazón, como estoy haciendo ahora mismo contigo, y no me adelantaré a un futuro que desconozco porque lo único que conseguiría es perderme este maravilloso presente.

Gracias".

Mi rodilla cruje al levantarme del reclinatorio y me dirijo a la Puerta del Perdón para cruzarla y empezar mi nueva versión.


#HistoriasdelCamino

25/7/21

Una sirena con reuma


 “Ayer, cuando mis pies entumecidos sintieron el agua espumosa, provocada por las olas, tenía decidido que en estas vacaciones me aventuraría a probar todo aquello que durante años siempre había rechazado.

Presentía que este verano sería diferente, pero primero debía empezar por el cambio en mí. Probaría cualquier bebida que no fuera cerveza, me saltaría la siesta para jugar con vosotros y no evitaría abrir mi corazón y volver a encontrar el amor…aunque mi Lilli-Jahn, la abuela, había dejado el listón demasiado alto.

Son mis primeras vacaciones como viudo y, tal y como se lo prometí en su lecho de descanso eterno, me convertiría en el aventurero que siempre quise ser. 


Le dije que los años que me quedaban aún para volver a reunirme con ella, los invertiría en aquella promesa paliativa.


Bueno, sigo que me enrollo.


Me fui metiendo en el agua poco a poco, embelesado por un extraño sonido que no sabía muy bien su procedencia. Una melodía me embaucaba y yo obedecía, ajeno a todo. 


El frio del agua en mis caderas casi me sacó de aquel embrujo devolviéndome al mundo real, pero aún así yo avanzaba hacia el horizonte que, por primera vez, no era solamente una linea en el infinito.


Con el agua al cuello, me empecé a asustar y fue entonces cuando sentí un cosquilleo en las piernas, como si pequeños dedos me acariciaran. De pronto, esos dedos se convirtieron en manos, manos fuertes que tiraban de mí hacia abajo y yo, sin poner resistencia, me sumergí asustado.


¿Qué me estaba pasando? ¿Quién había tirado de mí hacia las profundidades? ¿Por qué podía estar debajo del agua y no preocuparme por respirar?

Y fue entonces cuando la vi…


Su pelo flotaba en el líquido salado tapando su rostro, pero tras un giro rápido de cabeza, despejó su belleza. La sirena más bella que ninguna película había podido recrear me miraba a los ojos, reconociéndonos al instante.


Ahora entendia a Homero cuando explicaba aquellas voces en su “Odisea”  y la belleza de esas criaturas que, hasta ahora, había creído fantásticas.


Empezó a mover sus labios y aunque al balbucear no salían burbujas de su boca, podía entender perfectamente lo que me estaba diciendo.

La abuela me dijo que en el cielo se había cansado de estar sentada en una nube, tocando el arpa, ya que el reuma en sus manos provocaba que sus dedos se agarrotaran al golpear las cuerdas del instrumento celestial. Así que decidió arrancarse las alas y tirarse al mar, convirtiéndose en una sirena, para poder pasar con nosotros este verano…”

—Papá, por favor, deja de contarle esas cosas a los niños, que luego se las creen.

—¿Y por que no van a hacerlo?—preguntó von voz amorosa aunque un poco molesto.

—Ambos sabemos la respuesta a esa pregunta— dijo ella mientras señalaba a los pequeños con sus ojos.

—Cariño, yo sé lo que viví y nunca negaré que vi a una sirena con reuma.

#ElVeranoDeMiVida


6/1/21

Regreso al Pasado

Buenos días señores pasajeros. El comandante y todos nosotros les damos las gracias por elegir este vuelo de la compañía “E-spain” con destino Madrid. La duración estimada del vuelo será de 4 horas, una hora por década.. 

Por motivos de seguridad y para evitar interferencias con los instrumentos de vuelo, les recordamos que los dispositivos electrónicos externos deberán permanecer apagados en todo momentos y los implantados en el cuerpo podrán utilizarlos durante todo el proceso.

 Ahora por favor, abróchense el cinturón de seguridad, mantengan el respaldo de su asiento en posición vertical y su mesita plegada.

En el bolsillo delantero de sus asientos encontrarán las instrucciones de seguridad y una bolsa con su “kit de viaje”. Siguiendo normas internacionales de aviación civil, vamos a efectuar una demostración sobre el uso de algunos de los accesorios que se encuentran en ese “kit de viaje”.

Dado al periodo elegido para sus vacaciones, encontrarán una mascarilla que deberán hacer uso de ella en todo momento, pudiendo quitársela solamente a la hora de comer o beber y cuando se encuentren a solas con las personas con las que viajen. Eviten tomar agua directa de cualquier grifo y háganlo solamente de la que compren embotellada. Si van a comer un bocadillo de calamares, de jamón o cualquier otra delicia de procedencia animal, háganlo sin miedo pues ya han sido vacunados para evitar cualquier intoxicación. 

Se les ha puesto a su disposición la suma de mil euros a cada uno, en monedas y billetes de la época, para que puedan realizar cualquier compra sin levantar sospecha. Les recomendamos el mercadillo de navidad en la Plaza Mayor. No olviden que podrá interactuar con cualquier persona pero sin dar información alguna de su procedencia. 

Los pasajeros que viajan con niños deben recordar que el clima es más frío que el actual, por eso le recomendamos llevar algo de abrigo para no sufrir cualquier tipo de hipotermia. Recuerden que la persona oficial en su destino es Felipe VI, padre de nuestra actual reina. 

El incumplimiento de esta norma, será puesto a disposición de las autoridades pertinentes y será sancionado conforme a la ley.

Para beneficio de su visita y nuestro presente, también encontrarán en su kit un compresor de plásticos. Cualquier bolsa o envase de plástico que reciban, destrúyanlo utilizando el compresor. Por favor, no vacíen el recipiente hasta llegar a su lugar de procedencia.

En caso de tener que realizar una evacuación de emergencia, el microchip insertado entre sus dedos pulgar e índice vibrarán y el del oído recibirá una señal auditiva de alarma.

Delante de sus asientos encontrarán las instrucciones de seguridad. Por favor consúltenos si tienen alguna duda. Muchas gracias por su atención y feliz vuelo.


#UnaNavidadDiferente



11/4/20

SERES DE COLORES

El dolor en el pecho se incrementaba por segundos y sus pulmones parecían volverse cada vez más pequeños, incapaces de contener todo el aire que intentaban beberse en cada bocanada.
Se levantó del sofá, tirando sin querer el mando a distancia del televisor al suelo y llevándose las manos al pecho, corrió hacia su habitación.
Apretó el botón rojo de pánico del dispositivo que descansaba en la mesita de noche, junto a su cama de madera maciza estilo colonial con sábanas de seda, antes de conquistar una última exhalación.
Fundido en negro.
Sus ojos parpadeaban e intentaba abrirlos al máximo pero la luz exterior le cegaba. Únicamente podía discernir a un ser en rojo con una aureola que le rodeaba toda la figura y aunque podría tratarse del mismísimo diablo, le tomaba su huesuda mano y le daba paz. Cerró nuevamente los ojos y se dejó llevar donde Morfeo quisiera llevarla.
Fundido en negro.
Un ruido la volvió al punto de partida de su viaje y sus párpados se entreabrieron, dejando pasar una pequeña línea de visión. El ser rojo había desaparecido y se había transformado en azul, pero no un azul cualquiera, no, uno oscuro, que pese a su dureza le trasmitía serenidad. El ser azul entonaba notas que le parecieron angelicales y abandonada por aquel sentimiento de calma, su paisaje se desvaneció en claroscuros y se dejó derrotar por la inconsciencia.
Fundido en negro.
Su cuerpo se movía pero ella no estaba dando ninguna orden a su cerebro para hacerlo. No, no era voluntario, algo o alguien la estaban moviendo. Ahora sí que ordenó a uno de sus ojos que se abriera y nuevamente un ser, esta vez de amarillo, estaba junto a ella. “¿Por qué mi ángel de la guarda cambia de color?”, se preguntó insegura. “Quizás no es mi ángel y son mis demonios que me atormentan en colores, para que piense en cualquier daño que haya creado antes de morirme. No, no me voy a morir, aún no. Mi momento no ha llegado”. No hubo terminado de decirse aquella frase, cuando lanzó una sonrisa al aire y todo desapareció tras un ruido, como si de un portazo se tratara, que le llevó a un desvanecimiento progresivo hasta dejarla nocaut por completo.
Fundido en negro.
Alguien la llamaba por su nombre a lo lejos. Abrió sus inmensos ojos azules cansados por los años y descubrió que le llamaba un ser blanco y con una voz que era bálsamo  para su dolor. “La vida me ha derrotado y ya he muerto”, pensó. “¿Es Dios quien me llama?” El ser blanco se apartó y pudo ver a su familia, quienes con ojos llorosos la miraban atentamente esperando cualquier reacción de sus músculos.
–¿Qué me ha pasado?–logró balbucear.
El ser blanco, desde la distancia y casi susurrando, le dijo:
–Sólo ha sido un pequeño susto respiratorio, pero tranquila Aurora, está todo controlado.
–¿Cómo?–casi suspiró.
–Mamá –dijo una chica joven y guapa acercándose a su cara para besarla–. Algo te pasó para que le dieras al botón rojo y enseguida tenías a los bomberos en casa que forzaron la puerta para poder entrar. Uno de ellos estuvo todo el tiempo a tu lado, cogiéndote la mano, hasta que un policía le relevó y te estuvo cantando para mantenerte consciente. Luego el chico del SAMUR nos dijo que antes de meterte en la ambulancia, le sonreíste. Tú siempre tan coqueta.
Lanzó una sonrisa tímida y al mirar a su hija a los ojos, dejó que las lágrimas resbalaran por sus mejillas.
–Ahora el doctor Muñiz nos ha dicho que estás bien y él ha hecho lo imposible para que sigas aquí junto a nosotros.
–Ya no hay peligro, Aurora –aseguró el doctor.
“¡Ese hombre me llama con la misma voz que mi ser blanco!”, caviló la paciente resolviendo sus sospechas.
Aurora forzó su brazo, que temblando agarró la cabeza de su hija. La apretó junto a ella y acercándola, le susurró al oído:
–Hay ángeles entre nosotros.
#NUESTROSHÉROES

8/3/20

CORPUS

Nada más enterarme del concurso que Zenda había preparado sobre heroínas, lo primero que hice fue avisar a mis tías para que me hablaran sobre las experiencias que habían vivido junto a la mayor heroína que todos en la familia habíamos conocido. Me empezaron a contar esas historias que tantas veces había oído y aún así, se me asemejaban como nuevas sobre mi abuela Corpus.
Ya su nombre causa dulzura, aunque suene raro al oído porque poco más de 200 personas lo tienen en nuestro país y eso que viene haciendo homenaje al cuerpo del cristiano por excelencia. Se parecía a él en sus cualidades de sacrificada y bondadosa con todo el mundo, aunque físicamente, además de ser mujer, se diferenciaba en que su cuerpo estaba formado por una curvas bien redondeadas, una cara cuarteada por las arrugas y una manos trabajadas pero a la vez dulces.
Olaya, Encarna, Conchi, Corpus y Juana, sus hijas, la recuerdan como una mujer con temperamento y que, cómo ellas dicen, “tenía la mano que era un abanico” pero que a día de hoy se lo apremian, porque gracias a esa arma secreta, a sus enseñanzas y a su ejemplo son lo que son: en sus propias palabras, “educadas, honradas y buena gente”.
Mi abuela, pese a haberse criado en la calle más pobre de todo el pueblo y a no haber recibido educación académica ninguna, no sabía apenas leer o escribir, demostró que la vida no es solo de aquellos que se gradúan laureados.
Hacía de matrona cuando había que atender algún parto inesperado, hospedaba gratuitamente en su casa a familias totalmente desconocidas que venían de fuera y tenían algún pariente ingresado en el hospital o a primas que se separaban de sus maridos con niños incluidos, recogía a las mujeres maltratadas y a sus hijos, víctimas de la, en aquella época desconocida, violencia machista. Se quitaba de su propia comida para que todos tuvieran algo que llevarse a la boca, ahorraba durante todo el año para hacer kilos y kilos de pasteles para cuando nos juntábamos todos en navidad y no nos faltara de nada… ¡Cuánto echo de menos esos bollitos de miel!
Las cinco recuerdan cómo ella pagaba sus uniformes del colegio de monjas con calderilla, poco a poco, y de cómo les hacía pasar vergüenza a la hora de devolver cualquier cosa que ellas robaban, como un terrón de azúcar en alguna tienda por el hambre, enseñándoles lecciones que se quedarían grabadas a fuego en sus fueros internos.
Las dos más pequeñas recuerdan cuando una vez mi abuela las acompañó durante la feria del pueblo. Ellas, adolescentes aún, querían montarse en los coches de choque y una se quitó un cinturón que llevaba con un hebilla de metal grande porque le molestaba. Se lo dio a mi abuela para que se lo sujetara, mientras ella esperaría sentada, viendo como sus hijas disfrutaban de la atracción. Mis tías, no porque sean mis tías, eran las bellezas del pueblo (una incluso llegó a ser miss) y todos los revolucionados hormonales se fijaban en ellas e intentaban llamar su atención, ¿cómo? Haciendo chocar sus coches con el de ellas, sin apenas darle respiro para poder conducir tranquilamente una sola vuelta por el circuito. Mi abuela, al percatarse de la escena, sin dudarlo y directa, se lanzó en medio de la pista y aprovechando que tenía en su mano el cinturón empezó a lanzar latigazos contra todo aquel que se acercaba a sus retoños, exponiéndose al peligro de aquella escena tan almodovariana. Siento decirle a Belén Esteban que ella no inventó eso de “Por mi hija, mato”.
La heroína mexicana Leona Vicario dijo una vez que “los sacrificios de la mujeres son más desinteresados” y una viva representación de esa gran verdad fue mi abuela Corpus porque daba sin esperar nada a cambio y donde su propia kryptonita era su corazón de oro.

20/7/19

¡Qué coñazo!

¡Qué coñazo!
No puedo dormir.
¿Me quedaré dormido?
¿Sonará el despertador?
¿Se me ha olvidado meter algo en el equipaje?
Me duermo.
Suena la alarma.
La apago, me levanto y voy directo a la ducha.
Me afeito y visto.
Termino de preparar el neceser.
Reviso que todo esté en la maleta.
Cojo el coche y conduzco a la estación de tren.
Viene con 10 minutos de retraso.
¿Perderé el vuelo?
Llego justo para facturar.
No encuentro mi DNI.
Aparece en el fondo de mi mochila.
Paso por el control.
El scanner pita y me registran.
Registran mi equipaje de mano.
No me opongo pero me quejo.
Mi vuelo se retrasa media hora.
Quiero fumar.
Voy al área para fumadores.
Justo cuando enciendo mi cigarrillo, avisan para el embarque.
En el vuelo un niño no para de llorar.
La azafata anuncia que no se servirán bebidas alcohólicas.
Llego a mi destino.
Mi maleta sale la última.
Llego a mi hotel.
Me dan una habitación sin vistas al mar y sí al parking.
¡Qué coñazo!
Pero mírame ahora, tirado en una playa en Cuba, bebiéndome un mojito y escuchando las olas romper.
Todo esto compensa y me hace olvidar los “encantos” del viajar.
Para poder disfrutar de este paraíso creo que he pagado el precio.
Llevo horas quejándome para alcanzar lo que ansiaba y ahora disfruto.
Para valorar la presencia del vivir, hay que valorar la ausencia del viajar.
#HistoriasDeViajes

20/4/19

Se acerca el Día del Libro


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